Auditoría Financiera: no solo números sino decisiones

Lo que en el pasado fue una herramienta que se limitaba a detectar fraudes y calcular las utilidades de las operaciones, hoy es un sofisticado recurso empresarial que otorga un importante valor agregado a las organizaciones y marcas. La evolución que ha experimentado la Auditoría Financiera, la ha convertido en la actualidad en un elemento analítico imprescindible para corroborar si los procedimientos y los controles contables y administrativos son eficaces en cuanto al cumplimiento de objetivos como la máxima productividad y eficiencia, mediante la evaluación de ámbitos como efectividad de operaciones, solvencia de la administración y productividad a costos razonables.

Si nos remitimos exclusivamente a la definición clásica de la Auditoría Financiera, nos encontraremos con que se trata de un ejercicio especializado de supervisión independiente y transparente, que culmina con un informe objetivo sobre la situación de los estados financieros, el cumplimiento de las normas contables que regulan al sector empresarial, y la legalidad de las operaciones financieras de la organización. Es evidente, entonces, la necesidad prioritaria de recurrir a la Auditoría Financiera para supervisar el buen estado de la empresa, pero también para resguardar los intereses de los inversionistas y evitar que sean víctimas de malversación.

En ese contexto, estamos ante un recurso que no solo verifica operaciones financieras, sino que ofrece el acceso a información confiable sobre la marcha de la empresa, que se convierte en un insumo valioso para tomar decisiones acertadas, tanto en cuanto a la incursión en nuevos proyectos, como en el ámbito de prevención ante riesgos que puedan amenazar a la organización, factor que desde el 2020 se ha convertido en un motivo de gran preocupación tras la irrupción de la pandemia de Covid-19 y su impacto en la economía.

Este punto de inflexión no previsto, ha obligado a los auditores financieros a expandir su ámbito de acción eminentemente dirigido a la supervisión, y alinear su trabajo en función de sugerir acciones macro que coadyuven a resolver la gestión financiera empresarial en medio de esta emergente coyuntura, y enfocar las decisiones hacia el blindaje de campos esenciales como:

a) Evaluación de impactos en cuanto a disminución de ingresos e incremento del riesgo asociado a pérdidas esperadas.

b) Evaluación de requerimientos inmediatos de acuerdo a lo que revelen los estados financieros como producto de impactos asociados al COVID-19, y establecer probables escenarios subsecuentes a corto y mediano plazo.

c) Evaluación de riesgos en cuanto a liquidez y planificar contingencias como, por ejemplo, las pérdidas esperadas de cartera y de cuentas por cobrar.

d) Monitoreo de la situación financiera derivada de la relación cliente-proveedor, evaluar la cadena de suministro y analizar los riesgos que amenazan su cobertura financiera.

e) Evaluación del impacto de posibles demoras en la elaboración y entrega de reportes financieros y, en función de ello, analizar la implementación de cierres automáticos y minimizar los trabajos manuales en ese rubro.

Pero eso no es todo. Las organizaciones que sobrevivan al impacto de la pandemia y que pretendan mantenerse activas en el complejo periodo pospandemia deberán, junto al concurso de la auditoría financiera, colocar en el radar cinco temas prioritarios que no pueden perder de vista:

1. Empresa en funcionamiento y liquidez: el flujo de efectivo es clave, así como la pregunta ¿existe el suficiente dinero para que la empresa pueda sobrevivir los próximos seis a doce meses?

2. Evaluación del deterioro: tras cada presentación de informes, las empresas deben evaluar si hay algún deterioro de los activos no financieros, tales como el impacto por cierres temporales de fábricas, o restricción de importaciones y exportaciones.

3. Modificaciones de acuerdos: escaso flujo de efectivo y pérdida de ingresos pueden generar la necesidad de financiamiento adicional, y ello modificará las condiciones de los acuerdos de deuda.

4. Medición del valor razonable: se trata de una estimación objetiva del valor de activos y pasivos, basada en hipotéticas ofertas que harían otros actores del mercado en las condiciones actuales.

5. Asistencia gubernamental e impuesto sobre la renta: identificación de medidas de apoyo dispuestas por los gobiernos hacia las distintas industrias. Establecer si se trata de subvenciones, exenciones fiscales, reducción y crédito fiscal u otras, con el fin de establecer si deben contabilizarse como una reducción de los gastos del impuesto sobre la renta o la recepción de una subvención del gobierno.

Hoy, como nunca antes, se torna imperiosa la intervención de recursos como la Auditoría Financiera que constituye un factor ineludible para enfrentar la coyuntura de pandemia y pospandemia, sin importar si los reportes finales extraídos del análisis de cualquier organización sean positivos o negativos. Aquí lo importante es que esa información sea veraz, clara y oportuna, de manera que se convierta en el faro que pueda guiar con seguridad el rumbo correcto que se debe adoptar para sortear con éxito la oscura temporada de incertidumbre que ha dejado el Covid-19, no solo socialmente sino también productiva y económicamente.

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